Cristo manifestó siempre una caridad extraordinaria en el trato con los enfermos. A todos los que encontraba a su paso, les brindaba una compasión y ternura así como delicadeza y amor.
“Recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia. Extendiose su fama por toda Siria y traían a todos los que padecían algún mal: a los afectados de diferentes enfermedades y dolencias, ciegos, lunáticos, paralíticos y los curaba. Grandes muchedumbres le seguían de Galilea y de Decapólis y de Jerusalén y de Judea, y del otro lado del Jordán “ ( 1).

Esta era la conducta de Jesús
Cristo manifestó siempre una caridad extraordinaria en el trato con los enfermos.
Esta misma conducta de Jesús, será de todo bautizado; pero de una manera especial para el medico y la enfermera, dado su misión que tiene en relación con la salud, tiene una mayor responsabilidad y eficacia desde el punto de vista humano y cristiano, se podría decir, como la vocación sacerdotal.
El medico y la enfermera debe considerar su profesión como una de las más sublimes que se puede ejercer sobre la tierra. Para mí, no tiene comparación con ninguna otra profesión civil; y su responsabilidad, alcanza una trascendencia incalculable.
La valoro de esta manera, por el objetivo noble y elevado que proyecta, “El Hombre “pues toda su actividad esta en torno a la vida de el, es decir al ser que ocupa la cúspide en la escala del universo creado, por ser imagen de Dios. ( 2 ).
Todas sus luchas y fatigas van encaminadas a colaborar y construir un puente entre la muerte y la conservación de la existencia humana.
Las demás profesiones civiles, tienen por objeto, fines secundarios del hombre; la misión de los agentes de la salud en cambio, esta en torno a lo esencial, a lo vital del ser humano. Además de tener por objeto el cuerpo del hombre destinado a ser Templo de Dios, a mitigar la violencia de ciertas enfermedades curándolas y haciéndolas mas llevaderas, se dirige a conservar un bien capital como lo es la vida humana.
Su responsabilidad se ve adornada con la aureola luminosa de Cristo, de curar y consolar a los que sufren.
El cumplimiento de esta misión; hace que al entrar en la habitación del dolor, su presencia, irradia alegría en los ojos del enfermo, pues renace en su corazón la esperanza de la recuperación.
Y así como el sacerdote católico representa a Cristo en el apostolado de las almas, así el medico y la enfermera representan al Medico Divino en la atención y curación de los cuerpos. ( 3 ).
Su misión refleja en el pasaje del Buen Samaritano, ese hombre herido en el camino de Jericó, que recibe las atenciones y cuidados de un desconocido.
Por lo que deben tener siempre presente: quien es su prójimo.
Juan Pablo II, nos dice a este respecto en su Carta Apostólica “Salvifici Dolores”: “El Samaritano demostró ser verdaderamente el prójimo” ( 4 ) “Por casualidad bajo un sacerdote por el mismo camino. Y, viéndole, paso de largo. Asimismo, un levita, pasando por aquel sitio, le vio también y paso delante. Pero un samaritano que iba de camino llego a el, y viéndole, se movió a compasión; acercándose, le vendo las heridas, derramando en ellas aceite y vino; le hizo montar sobre su propia cabalgadura, le condujo al mesón, y cuido de el “Pero al partir le encomendó al dueño del mesón que le brindara los cuidados necesarios al hombre herido, le dio dos denarios y le prometió pagarle todos los gastos correspondientes. ( 5 ).
Aquí se nos presenta todo un plan para ejercer esa caridad práctica hacia el enfermo: la cual no solo se basa en estudios técnicos y científicos, ni de grandes talentos, solo es necesario el amor, la entrega generosa a ese amor.
También podemos encontrar al prójimo en : la viuda que llora, a su hijo muerto, en los minusvalidos conducidos en camillas para ser curados, en los ciegos que gritaban a la orilla del sendero por donde iba a pasar Jesús, en los leprosos de carnes enrojecidas, así como en Jesús, encontraban una mano bondadosa que aliviaba sus penas y dolores: los enfermos deben encontrar en el medico y la enfermera la misma ayuda. Pudiendo decir: “Dios me ha enviado a curar los corazones heridos, a restablecer a los que sufren y dar la salud a los enfermos” ( 7 ).
La misión del profesional de la salud, es universal: porque no solo esta destinada a cuidar a los enfermos, ni su acción debe quedar a la simple recuperación física de la salud del enfermo, ni solo indicar o suministrar fármacos y administrar servicios de salud, así como brindarles cuidados, no, este no es su programa completo de ellos, su actividad debe ser mas amplia, con una panorámica también espiritual. que no reconozca fronteras en relación a las personas que atiende: sea rico, pobre, sabio e ignorante, niños, jóvenes, ancianos, personas de virtud o lo contrario dadas al vicio o quizás hundidas en el fango, al igual atenderá al católico como al que practica otra religión.
Intuirá los deseos del paciente y saldrá al encuentro de sus deseos, atenderá a la persona humana integralmente y como individuo.
El profesional de la Salud y su Equipo de Trabajo será luz en la oscuridad del dolor, derramara alegría al triste, alentara al que ha perdido la esperanza, dará ánimo al que desfallece en el camino arduo del calvario de la enfermedad, y se entregara con mayor solicitud de una manera especial, al enfermo crónico y desahuciado. No olvidara a los familiares, amigos, y jefes del paciente.
Devuélvelo a su casa. Lávale su cuerpo. Cámbiale sus vestidos. Devuélvele su dignidad y acompáñalo hasta el último de sus días. (Texto Antiguo).
El medico y la enfermera no cumplirán con su misión; si se olvida de la responsabilidad de su profesión, así como el fin que como cristiano tiene que dar a la gloria de Dios, a través de sus obras, colaborando con cada uno de sus pacientes para que, le den un valor salvifico a su dolor y sufrimiento a imitación de Cristo y logren su santificación.
( 1 ) MT. 4, 23-25 ( 2 ) CF. El libro del Enfermo. “Cristo y sus miembros dolientes” ( Pag.22 y 25 ). ( 3 ) CFR, La Enfermera Angel de Dios “Mision de la Enfermera” Pag.22 al 25. ( 4 ) Carta Apostolica “Salvifici Dolores” VII Num.28 ( 5 ) Lc. 10, 31-35 ( 6 ) Carta Apostolica “Salvifici Dolores” VII Num.28 ( 7 ) Luc. 4,17 ( 8 ) CFR. Visita Piliclinico Gemelli X-17-1978 ( 9 ) Audiencia General X-25-1978 ( 10)MT. 25,36